lunes, 24 de noviembre de 2008

Juegos de guerra revolucionarios del siglo XXI

16-09-08 - Eduardo Guerra

Dice el manual El Arte de la Guerra, de Sun Tzu, en unos de sus postulados de tácticas y estrategias militares, que en la guerra, el enemigo de mi enemigo, es mi amigo... Y al parecer, tanto al Gobierno ruso como al Gobierno venezolano les viene como anillo al dedo esto de hacer las primeras maniobras militares conjuntas en el Mar Caribe, entre la Armada rusa y la Armada venezolana.
Para estos ejercicios ya llegaron a la base aérea de Maracay dos unidades de los aviones bombarderos supersónicos Tu-160 (Black Jack, según la OTAN), que son capaces de portar cada uno doce cohetes de crucero con ojivas nucleares o convencionales y 40 toneladas de bombas.
No obstante, el comandante Vladímir Drik, portavoz de las FAR, dijo que "no había armas nucleares a bordo de esos aviones". En las maniobras tomarán parte el crucero nuclear Piotr Veliki (Pedro el Grande, que tiene graves defectos desde que fue botado al agua) y la fragata antisubmarinos Admiral Chabanenko, además de un buque de salvamento y un barco cisterna. Pero, ¿qué gana cada gobierno, o mejor aún, qué gana cada país con estos ejercicios militares? A mi juicio, los rusos ganan mucho, de hecho ganan por todos lados. Por una parte presionan a los Estados Unidos y a Europa, amenazan con iniciar una segunda Guerra Fría, se hacen respetar, recuerdan que todavía tienen fuerza, como la demostrada recientemente en Georgia, dan ánimo a sus fuerzas armadas, que se sienten humilladas desde la caída del Telón de Acero. Quizás no quieran la guerra, pero su industria militar ganará mucho. Por otro lado, complacen a Hugo Chávez, un cliente goloso, que quiere comprar armamento pesado, nuclear, y con una chequera gorda, sin control alguno. De hecho, ya le han vendido miles de millones de dólares en aviones cazas Sukhoi, helicópteros artillados MIG 25 y MIG 26, y más de 100.000 rifles Kalashnikov AK-103. El presidente, Dmitri Medvédev, y su primer ministro, Vladimir Putin, harán muy buenos negocios para su país.
Ahora bien, el Gobierno venezolano también gana, pero Venezuela no; al contrario, se perjudicará cada vez más. Eso no le importa al presidente Chávez. Él aprovechará la oportunidad para mostrarnos un trapo rojo, usará estos ejercicios militares como camuflaje, para distraer al mundo y a los venezolanos. Las presiones son muchas para su Gobierno. Necesita algún evento para tratar de sabotear las próximas elecciones del 23 de noviembre, para que los venezolanos no hablen de la inseguridad personal que padecen todos los habitantes de ese bello país. Para muestra un botón: el pasado miércoles murió en la ciudad de Barinas, a manos de sus secuestradores, el empresario palmero Juan Martín Rodríguez, de 62 años y natural de Garafía.
Hugo Chávez hará todo lo posible para que los venezolanos no piensen en la inflación, en el deterioro de la educación, en la enorme ineficiencia de su gestión; en los 26 decretos leyes que recién nos clavó. Ahora sus organismos de inteligencia militar repiten el expediente del golpe de Estado, aseguran que militares golpistas (activos y en condición de retiro) preparan un atentado contra el presidente. Para reforzar esta tesis, en la Asamblea Nacional mostraron un vídeo del año 2005, como prueba de la preparación del supuesto golpe. Son malos hasta para eso.
No van a parar, harán lo que sea para quitarle peso a las noticias que se generan desde la ciudad de Miami por el caso de la Valija Gate, en el que quedan totalmente comprometidos los Gobiernos de Argentina y Venezuela por el maletín que capturaron en Argentina con 800.000 dólares, supuestamente para financiar la campaña electoral de doña Cristina Fernández de Kirchner. Los altos funcionarios del Gobierno chavista quedarán abiertamente en evidencia, manchados. Pero a eso nos tiene acostumbrados el presidente, a tapar un escándalo con otro escándalo, y en esta oportunidad consiguió una nueva fórmula, la de las maniobras militares entre Rusia y Venezuela en el espacio marítimo venezolano. Ahora quiere jugar, y jugar a los militares es algo muy serio. Venezuela tiene legítimo derecho de renovar su armamento y legítimamente se lo puede comprar a quien quiera, y mucho más comprárselo a quien se lo quiera vender. Los Estados Unidos no le han querido vender armamento para renovar los equipos y eso le da un buen pretexto para comprárselo a los rusos. Pero ese no es el punto, lo esencial es: ¿para qué quiere Venezuela tanto armamento? ¿Para usarlo contra quién? En un país con tanta pobreza y tantas carencias (y no es por falta de dinero).
Con esta decisión, Hugo Chávez crea un desbalance militar en la zona. Ya en Colombia saltaron las alarmas. El Departamento de Estado lo estará vigilando. Los rusos se aprovecharán para presionar a los gringos, y les hará recordar la crisis de los misiles nucleares que la Unión Soviética tenía en Cuba. La diferencia histórica es que Cuba les costó muchos millones de dólares para sostenerla, en cambio el presidente Chávez tiene la chequera loca, es un cliente buenísimo, por eso lo han invitado a darse un paseíto en uno de los bombarderos supersónicos Tu-160 y él lo dice todo orgulloso, que irá a Cuba a visitar a Fidel, a mostrarle su avioncito...
En Venezuela hay un dicho que dice: "Que la culpa no es del mono, sino de quien le dio el palo". El presidente Chávez pierde la compostura cada vez más, su lenguaje públicamente es más soez, parece que su ira lo domina. Para concluir, toca recordar que recientemente en apoyo al Gobierno boliviano de Evo Morales, e imitando la decisión, el presidente Chávez declaró persona non grata al embajador norteamericano. Exigió al representante de los EE.UU., en medio de un discurso público, al calor del fervor de las masas, que se fuera. Que tenía 72 horas para abandonar el país. Amenazó varias veces a la oligarquía boliviana que si le daban un golpe de Estado a Evo Morales entonces le darían luz verde a él para actuar militarmente en Bolivia. Y de nuevo nos preguntamos: ¿para qué son las armas rusas que está comprando? ¿Las usará en Bolivia? ¿Se atreverá a cortar el envío de petróleo a los gringos? ¡Perro que ladra no muerde!, dice el dicho, pero ¡tanto va el pájaro al cántaro hasta que lo rompe!

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