lunes, 24 de noviembre de 2008

¿Cuanto cuesta comprarse una revolución?

01-10-08 - Eduardo Guerra
El martes 23 de septiembre me sorprendía el head line del periódico “Reporte Diario de la Economía”, editado en Venezuela, con esta información:
“desde 1999 hasta agosto 2008”
“Ingresos del Gobierno en 9 años y ocho meses superaron la descomunal cifra de 812.219 Millones de Dólares”
Con esta millonada de dólares, que supera con creses varios planes Marshall, y hasta los 700.000 Millones que propone el Presidente Bush para salvar a la economía mas grande del mundo, en esta crisis que ya padecemos todos, el Presidente Hugo Chávez, lo único que ha logrado hasta ahora es tratar de comprarse una revolución.
Así como si él fuera el protagonista del cuento “El traje nuevo del emperador” de Hans Cristian Andersen; Hugo Chávez y su gente (incluyendo a sus tarifados del exterior) son los únicos que ven la invisible obra de la revolución.
Se esfuerzan, abren bien las pupilas, y en el fondo, muy en el fondo, logran ver cifras estadísticas irreales, esas, que según ellos muestran el bienestar social y económico de Venezuela. Seguramente llevan puestas unas gafas robolucionarias, cuyas lentes especiales son los millones de dólares que se reparten en el festín de corrupción más grande de la historia de Venezuela.
El Presidente Chávez pretende engañar, diciendo que él creo una revolución, cuando simplemente gano unas elecciones, no tanto por su esfuerzo, sino por las torpezas de la oposición, errores que Chávez repite, no solo es mas de lo mismo, sino peor de lo mismo.
En Venezuela no ha habido ruptura revolucionaria como en Cuba, donde no conocen la democracia. Allí el cambio fue violento, todas las instituciones se refundaron, no hay oposición, ni elecciones, ni libertad de prensa, ni propiedad privada. En Cuba, Fidel Castro, después de cincuenta años en el poder, emulando a una monarquía, recientemente le paso el trono a su hermano Raúl. Venezuela seguramente padecerá por muchos años, una seria crisis de polarización extrema, o largos periodos de agitación social, inclusive varios caracasos, pero nunca una revolución verdadera.
Ahora bien, la revolución bolivariana es violencia verbal y también violencia real. Un triste y simple ejemplo: El pasado primero de octubre, en la ciudad de Maracaibo, fue acribillado por uno sicarios, el estudiante de derecho y Presidente del Centro Universitario de la Universidad del Zulia, Julio Soto, del partido COPEI. Ahora el Ministro del Poder Popular para las Relaciones de Interior y Justicia, Tareck El Aissami, pide mesura, que no se politice este caso, que ellos averiguaran y conseguirán a los culpables, sobre todo hablándole a los grupos estudiantiles de la oposición. Pero ¿Cómo creerle? Cuando la impunidad es lo que predomina en la justicia venezolana.
Cuarenta años de alternancias pacíficas construyeron una cultura democrática en los venezolanos, que hasta ahora sirvió para que el país no se incendie por los cuatro costados. Las revoluciones marxistas-leninistas surgieron en su mayoría como respuesta a las dictaduras de derecha, mas que de la pobreza. En Venezuela no había dictadura y la pobreza no fue determinante para que Chávez llegara al poder, aunque ahora lo sea en su defensa. Las revoluciones son austeras y la austeridad no es una costumbre para los venezolanos, ni de derecha ni de izquierda. Chávez ha sobrevivido fortaleciendo el rol económico del Estado, malbaratando la renta petrolera y formando nuevas élites económicas, (la boliburguesía), vía populismo. Esto ni es nuevo, ni es revolución, ni es socialismo, es neodictadura chavistaChávez impuso al PSUV como su estructura política, compuesta por una mezcla ideológica diversa. A la derecha están los militares que bajaron la cabeza, a su izquierda unos cuantos intelectuales que cierran los ojos frente a la corrupción, y hacia abajo una población multicolor (los adecos y copeyanos de antes). Todo un arroz con mango. Convertir esto en un partido, implico enfrentamientos entre dirigentes acostumbrados a disentir (léase, Ismael Garcia, ó Raúl Isaías Baduel). Es innegable que el chavismo le ha hecho creer al pueblo llano que él si los toma en cuenta, mientras que con la oposición estaban excluidos. Su estructura política no está cohesionada ni por la ideología ni por la historia, sino por los billetes verdes. Chávez tampoco tiene un ejército revolucionario, aunque ilegalmente este formando sus milicias y grupos guerrilleros, mas bien todo contrario, no confía en las FAN que le ha derrotado dos veces (1992 y 2002). La complicidad actual de los militares no depende del apresto militar sino por la corrupción, y son precisamente esos privilegios los que bloquean el camino a las ideas revolucionarias.
812.219 Millones de dólares pueden servirle a Hugo Chávez para hacer muchas cosas, pero nunca para adquirir una revolución… bolivariana

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