lunes, 24 de noviembre de 2008

Violencia bolivariana como estrategia electoral

30-09-08 - Eduardo Guerra
El próximo 23 de noviembre se celebraran en Venezuela las elecciones regionales, si es que se celebran... Se elegirán 8.294 aspirantes a cargos de elección popular, podrán votar 16.948.314 venezolanos, por nacimiento o nacionalizados. Se escogerán 603 cargos distribuidos así: 21 gobernaciones (son 23 gobernaciones, pero dos de ellas todavía no terminan su periodo), un alcalde metropolitano, 328 alcaldes, 233 legisladores a las asambleas legislativas de los estados, ocho diputados indígenas, trece concejales al cabildo metropolitano y siete concejales al cabildo distrital.En este escenario se enfrentaran dos contrincantes, la oposición y el Gobierno, sin más ni más. Son 8.294 aspirantes que en cualquier país representarían una gran variedad de tendencias políticas, pero en Venezuela no es así, la polarización es extrema, son la oposición escuálida, pitiyanqui, de un lado; y los revolucionarios bolivarianos, los rojos, rojitos, del otro. Éstos se batirán en duelo, no como adversarios políticos, sino como enemigos. Lamentablemente, ha sido así desde el año 1998, cuando en la campaña electoral Hugo Chávez dio inicio a sus amenazas, nació el sectarismo bolivariano y ofreció freír las cabezas de los adecos y copeyanos.La oposición sabe que se subirá nuevamente a un cuadrilátero de boxeo con un brazo amarrado a la espalda, y además los rojos rojitos llevarán manoplas escondidas en los guantes, y aun así, los escuálidos irán al proceso electoral en desventaja, con temor, pero con la esperanza de ganar la mayoría de las gobernaciones y alcaldías.
La oposición ha logrado unirse en 19 de las 21 gobernaciones en juego, y en más de 250 alcaldías de las 328, y lo mejor es que en los dos meses de campaña podrán declinar los candidatos menos favorecidos a favor de aquellos que aparezcan mejor en las encuestas; de tal manera, que se podría decir que han hecho un gran esfuerzo unitario, a pesar de la diversidad de intereses políticos y personales. El chavismo por el contrario ha dejado de lado a muchos candidatos que hasta hace poco eran rojos, rojitos, sobre todo aquellos que militan en los partidos aliados (PCV, PPT, MEP) y que fueron despreciados públicamente por el presidente Chávez y la cúpula de su grupo, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Una encuesta reciente de la prestigiosa encuestadora Keller & Asociados, revela que apenas un 5% de los venezolanos escapa de la valoración polarizada de las propuestas electorales y aspira a votar por el mejor candidato. Del resto, un 38% asegura que apoyará a los candidatos de la oposición, el 34% se inclina por respaldar a los rojos, rojitos, y el 23% aún no se define por los candidatos que podrían votar. La contienda promete tensión.
Siguiendo en el símil de la pelea de boxeo, toca describir al árbitro o referee, para más señas el Consejo Nacional Electoral (CNE). De cinco rectores principales que conforman el directorio, cuatro son abiertamente chavistas, y uno solo se muestra como independiente. Ese es el mismo CNE que aún no ha publicado los resultados oficiales definitivos del referéndum aprobatorio del 2 de diciembre de 2007. No se atreven a dar las cifras reales, es que no cuadran con las cifras que acepto Chávez la madrugada del día 3; esa fantasía divulgada, en la que la diferencia fue solo del 1% a favor del no, y que como el presidente es tan democrático, entonces acepto estos resultados...El pasado lunes 22 de septiembre, el árbitro dio luz verde a la campaña electoral, exigió respeto a las partes, aunque no basta con pedirlo, hay que ganárselo y les falta mucho para ello. Publican las normas de publicidad, cada vez más restrictivas, y hasta nos quieren hacer creer que sancionaran al presidente y sus candidatos si éstos violan las normas. En los preámbulos de la pelea, ya los rojos, rojitos volvieron a amenazar a los supuestos golpistas que se atrevieran a atentar contra el presidente. Sus pupilos más destacados, Fredy Bernal y Diosdado Cabello, en unos discursos incendiarios frente a la Fiscalía General, se esforzaron en ser uno más violento que el otro, más chavistas que Chávez, y se desbocaron en adjetivos y expresiones de baja ralea. Aristóbulo Istúriz, candidato rojito a la Alcaldía Mayor, le restó importancia a las palabras del alcalde Freddy Bernal, quien ese día amenazó con quemar vivos a quienes intenten asesinar al presidente Hugo Chávez. Para Istúriz, las amenazas de Bernal no incitan a la violencia, porque "aquí lo violento es volar al presidente en un avión".
Días antes, el jefe de la robolución se encargó de insultar y expulsar públicamente al embajador norteamericano, acción nunca vista en la diplomacia contemporánea.
Por su parte, José Vicente Rangel, ex vicepresidente (ahora un poco relegado, pero que sigue haciéndole la pelota al presidente por la cuenta que le trae) se presentó en la Asamblea Nacional para seguir el guión con los diputados chavistas. Y es que son tan torpes que la Disip y la DIM dicen que se enteraron de la conspiración porque el rojito Mario Silva (candidato a la Gobernación de Carabobo), en su programa La Hojilla de Venezolana de Televisión, mostró un vídeo del año 2005 como prueba de la conspiración. Esos cuerpos de inteligencia y la Asamblea Nacional se disponen ahora a investigar hasta sus últimas consecuencias, solo después que ese prestigioso "periodista" hojillero divulgara el secreto.
Días después, el 23 de septiembre, el grupo chavista La Piedrita, especie de grupo lumpen guerrillero urbano, lanzó una bomba lacrimógena con panfletos a la puerta de Globovision (único canal de televisión que queda en señal abierta, que se atreve a dar todas las noticias, y que solo se ve en Caracas, Aragua y Carabobo), amenazando a sus periodistas y directores. Para rematar el ataque, Lina Ron, una destacada activista (lumpen revolucionaria) declara en la antena del mismo Globovisión que el canal, sus empleados y directores son objetivos militares de la revolución.
En el medio de estos acontecimientos, el presidente Chávez le da la orden a su canciller, Nicolás Maduro, para que expulse del país, inmediatamente, a José Miguel Vivanco, director ejecutivo de la ONG Human Rights Watch, por el solo hecho de presentar un informe que expresa que en Venezuela se violan una serie de derechos. Le hicieron un favor, quizás ahora el mundo estará más pendiente del contenido del informe de HRW debido a la expulsión sin precedentes.Dicen los manuales de tácticas y estrategias electorales que quien va ganando no sabotea el proceso electoral. El PSUV confía en la fuerza y la popularidad del presidente. Por un lado amedrentan, y por el otro tratan de llevar la campaña a un enfrentamiento de la oposición versus Chávez. Estiman que su comandante sigue siendo el portaaviones que hará ganar a los candidatos chavistas, pero cuidado se les transforma en un submarino. Radicalizarse es su estrategia, y si los resultados no le son favorables le darán la patada a la mesa. Chávez se puede quemar, debilitarse aun más. Mientras, la oposición ya aprendió la lección, no le hacen caso a las amenazas, no embisten el trapo rojo, están dispuestos a discutir sobre los problemas reales de la gente, los de su comunidad, los que sufren en carne propia. La próxima cita electoral será en 2010, para elegir a los diputados de la Asamblea Nacional, y luego en 2012 las presidenciales. Para Hugo Chávez es vital ganar las regionales, para llegar fuerte a 2009 e intentar, ilegalmente, una vez más modificar la Constitución de 1999 y poder reelegirse indefinidamente. Los venezolanos saben de su desespero; ahora el pueblo saldrá a votar. El 23 de enero de 1958 cayó un dictador, Marcos Pérez Jiménez, y el 23 de noviembre se tambaleará el otro, el neodictador. El golpe será en las urnas, con los votos. La violencia bolivariana ya no asusta. El chavismo tiene miedo.

1 comentario:

  1. LO MAS IMPORTANTE ES EVITAR QUE EL IMPERIO DE EE.UU NO INVADA SURAMERICA. DONDE ELLOS ESTAN PROMUEBEN LAS GUERRAS Y URIBE SE LES PEGA.

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